Hoy quiero contados una historia.
Tengo una clienta valiente, muy valiente, pero sobre todo encantadora y amable que le gusta lo que hago y cómo lo hago. Es una de mis fieles seguidoras y solo por eso ya la tengo en mi corazón.
Ella es de Barcelona, con una familia que atender y un trabajo al que dedicarse, pero quería un vestido hecho por mi, que estoy en Valencia.
Quería ir guapa con algo hecho a medida y aún viviendo tan lejos, se arriesgó y me lo encargó. No me conoce, nunca me ha visto, pero seguía mi web, mi face, mi trayectoria y le inspiré confianza. Eligió un modelo por internet que le gustó, para que le hiciera algo en la misma línea.
Le mostré telas, eligió un crepe verde agua, y le solicité las medidas necesarias y fotos de ella para ver su silueta, ¡y todo por wats!
Ahí empezó la historia: le hice el patrón con las medidas que me envió, le hice un prototipo, que le mostré porque me pareció grande, para que volviera a tomarse las medidas:
Le mostré distintos tipos de adornos de mangas y cuellos para que ella eligiera:
Y nos pusimos manos a la obra:
Y resultado fue este:
Le envié las fotos y…¡le encantó!
Se lo envié a su dirección en Barcelona. Estaba impaciente. Quería probárselo
Cuando se lo probó, me envió fotos de cómo le estaba y… resultó un poco pequeño para ella.
¡Que disgusto para ella y para mi!, con la ilusión que nos hacía a las dos, por el reto, el atrevimiento y la sorpresa.
Era realmente arriesgado, pero hemos aprendido de la experiencia.
El trato personal en la confección a medida, es imprescindible.
Gracias Elisa por tu confianza. Este post es para ti.